TOCAR LO QUE UNO ES
Cuando
aprendes a tocar un instrumento sientes un anhelo que nace de la pasión por
expresar lo que sientes, o como mínimo, te ves movido por una energía que
desprende la música y se apodera de ti sin remedio. Muy a menudo todos empezamos
motivados por las carreras musicales de otros músicos como referencia o
inspiración, pues lo que desprende la música o la personalidad del artista en
cuestión nos habla directamente, como si se tratara de un lenguaje que llega
directo y sin intermediarios. En la primera etapa de aprendizaje nada es fácil,
pues no solo hay que tener en cuenta la teoría y la práctica junto con la
voluntad y la perseverancia, sino que además existe un factor decisivo para que
el desarrollo de uno mismo como músico no acabe en fracaso. Las expectativas
musicales que puedas acumular, vinculadas a tus referentes o ídolos mediante la
constante comparación, imitación o emulación, pueden pasar de ser un elemento
constructivo que te ayuda a crecer y a encontrar tu lenguaje propio, a pasar a ser
el origen de un profundo desasosiego, e incluso ser la causa de muchas dudas y la
sensación de estar perdido, estancado, o incompleto. Hay que ir con cuidado con aquello con lo que uno se identifica.
Lo que trato
de decir es que por muchas referencias y ídolos que podamos tener, lo
verdaderamente importante es que llegue el día en el que te sientas libre y
capaz de hablar por ti mismo, y sobretodo aceptarte con tus virtudes y
limitaciones sin establecer esa maníaca comparación constante en tu interior respecto
al trabajo de otros y el tuyo, pues esa
carrera está perdida desde el minuto cero. Por supuesto que en la fase
inicial del aprendizaje es sumamente importante tomar como referencia a los artistas
que a uno le motivan, y aprender de ellos suele ser la mejor escuela, pues
estás dedicándote a desentramar los secretos y técnicas de un artista que te
habla directamente al corazón. Siempre habrá artistas que accionan esa palanca
mágica en tu interior y te empujan a explorar mas, tanto si estás empezando, como
si ya llevas años tocando. Yo los considero mensajeros, al igual que tu puedes
ser el mensajero para otra persona y de forma involuntaria contribuir a que esa
persona investigue un camino inexplorado con motivación y curiosidad.
Las escuelas
ejercen un gran apoyo en lo que respecta a encontrar tu camino y expandir tus
conocimientos, pero ojo, pues bajo mi experiencia en muchos sitios predomina
cierto elitismo, ciertas cláusulas, prejuicios estilísticos, y normas que
pueden afectar a un principiante, condicionando de esta forma su visión y su
formación como músico. La mezcla entre teoría y exploración personal, estudio y
juego, y el hecho de mantener cierta tendencia hacia ser autodidacta, creo que
son las claves para permanecer siempre alerta respecto a lo que quieres
expresar. Puedo sonar anarquista, radical, liberal, e incluso pretencioso, pero
mantener a ese niño que juega en tu interior sin hacer caso a las normas y a lo
establecido, puede resultar muy positivo si ya has adquirido una base.
Nunca se
llega a saber todo por muchas horas que le dediques a tu instrumento, pues
siempre habrá nuevos conocimientos, ejercicios que no se te dan bien, nuevas
formas de interpretar y combinar lo que ya conoces o lo que directamente
desconoces. Por supuesto no hay que olvidar que siempre habrá alguien que lo
hace mejor que tu o que sabe mas que tu, y no vale la pena estresarse o
desilusionarse por ello. Lo que convierte en artistas únicos a los músicos que
admiramos es su experiencia íntima y personal con su instrumento y con la
música que crean independientemente de toda la teoría, estilos, y referentes
que circulan a su alrededor. La percepción individual de vida y la personalidad
de cada uno suelen ser factores que afectan directamente a la relación que tenemos
con nuestro instrumento y a la música que hacemos, y estos factores son más
decisivos que los conocimientos musicales que podamos acumular a nivel teórico
o práctico.
Hay otra gran
escuela fuera de las academias y conservatorios, y es en la práctica junto a
otros músicos donde existen las mejores clases de música. Trabajar en equipo,
interaccionar, respetarse, saber escuchar, aprender de lo que ves en los demás,
y también formarse un criterio claro de cómo te gusta sentirte cuando haces música
en base a lo que buscas y te gusta, es como tener al mejor profesor ayudándote,
pues ese profesor eres tú mismo. Desarrollar la seguridad y la confianza en ti
mismo es una de las mejores lecciones musicales que uno puede recibir, y además
es gratis!
Todos sabemos
lo difícil que es hoy en día sonar distinto, original, revolucionario, o
avanzado, y es que cada vez hay mejores interpretes, los estilos se entremezclan
cada vez mas y de mejor forma, hay calidad por todos lados, y en resumen, nadie
inventa apenas nada nuevo aún y sabiendo que ahí fuera hay muchas maravillas
por descubrir. Siendo consciente de esto, lo mas constructivo que un músico
puede hacer por sí mismo y por la música es dejarse llevar por lo que siente y
es, dejando atrás la idea de ser innovador y desprenderse por encima de todo de
ese virus tan extendido que dice “no estás a la altura” o “como no has logrado
llegar donde llegó fulanito, ya no eres”. Las comparaciones y las críticas
están por todos lados, empezando por lo auto críticos que podamos llegar a ser
con nosotros mismos. El camino de ser uno mismo no es fácil porque implica
aprender con verdadera devoción y voluntad, requiere observarse, y al mismo
tiempo implica saber desprenderse de lo que te ahoga o no contribuye a que te
sientas mejor. En este mundillo a veces es complicado respetar y potenciar tu
propia visión sin sentirte invadido por tus inseguridades o por las
expectativas que te habías forjado inicialmente. Todos somos distintos, así es
que lo que para mi puede ser un método infalible y positivo, para otros puede
ser algo inservible o directamente absurdo, pero de lo que se trata es de
descubrir qué quieres expresar y rodearte de las herramientas necesarias para
tu desarrollo sin caer en la trampa de compararte con nadie.
Todos estamos
influidos por nuestros referentes artísticos de un modo u otro, es innegable y
hay que aceptar y agradecer a esa base como el motor que inició nuestro
aprendizaje. Incluso yo sigo motivándome cada vez que escucho a mis artistas
favoritos, pues su lenguaje me sigue alentando y hablándome directamente al
corazón, y eso nunca será malo porque todo lo que sintonice con lo que sientes
es un reflejo maravilloso de lo que eres. Lo que puede ser malo es caer en la
trampa de creerse que ser músico es como hacer una carrera de velocidad o de
acumulación de conocimientos en la que el premio es acabar siendo como alguien
que no seas tu mismo, pues una vez empiezas esa carrera estás destinado a
exigirte y a perseguir unos objetivos que muy seguramente no te harán feliz
porque no son los tuyos. Lo grande de algunos artistas es su personalidad
musical, y esa personalidad es un cúmulo de cosas, no únicamente sus
conocimientos musicales o prácticos, sino que el enfoque y la filosofía de vida
que poseen les influye directamente sobre lo que están desprendiendo con su
música. Todos podemos llegar a eso, aunque la sociedad y el mundo de la música
se encargue de hacernos creer que si no encajas en cierto modelo, ya no eres lo
que otros ven en los artistas consagrados. Potenciar lo que cada uno puede aportar
como músico tiene mucho más que ver con el hecho de ahondar en uno mismo y
seguir a tu intuición, que con saber tocar trescientas mil canciones, escalas, solos,
acordes, o inversiones extrañas.
En resumen,
déjate ser sin compararte con los demás, libérate amablemente de tus sueños de
adolescencia, y agradece el hecho de poder expresar lo que sientes a través de
un instrumento, pues es un regalo que sirve para hacerte feliz a ti mismo. Si
además logras conectar con alguna gente a través de tu música sin pensar en que
eres el único que lo consigue, entonces has logrado tu propio éxito. Y a
continuación, no pares, sigue tocando!
Eric Baulenas
Eric Baulenas
Orgullo y satisfacción produce, escuchar sabias palabras, llenas de sabiduria y humildad, de quien ha trabajado un instrumento hasta darle una voz personal. Infinitas gracias Eric Baulenas.
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